Por Daniela Areiza Areiza
Entre niños y bajo el sol del caluroso Turbo, Karen Doria descubrió su pasión: el fútbol. Comenzó su camino como delantera y luego fue volante, su gran habilidad en esta posición llevó a que su rol en el equipo fuera también de capitana en las pasadas ediciones del Pony y no por nada obtuvo el apodo de “Messi”, extraño para una mujer, pero envidiable si se mide en talento.
Y no lo hizo nada mal, su actitud de líder dentro del campo de juego, a pesar de no llevar la cinta en su brazo, destacaba por encima del resto de Urabá Costazul, equipo al cual representa. Además de siempre dar un importante aporte a su equipo en velocidad y ataque.
Karen quiso probarse en varias posiciones, entre ellas en la de arquera, en la que le fue muy bien. Curiosamente, en la fase eliminatoria de este Pony, tuvo que jugar bajo los tres palos, pues su compañera que hacía las veces de arquera titular, fue elegida por Nacional para representar sus colores en la 32° versión del Ponyfútbol.
Para la N°18 de Urabá Costazul fue un reto que asumió a la altura, así lo asegura su entrenador Jonny Rodas, quien dice que “es una niña que da confianza y solidez al equipo en cualquier posición que juegue”.
Este fue el tercer y último Ponyfútbol para Karen, quien dice que “fue una experiencia muy bonita, porque es algo que muchos quisieran vivir”. Está segura de que es algo que va a llevar con ella siempre, y aunque sufrió la dura eliminación de su equipo es consciente de que “uno debe superar y superarse, sin olvidarse nunca de que el Pony es el comienzo de todo”.
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