Juan Miguel gana en equipo

15 enero, 2018


Autor: Vanessa Villa
Fotógrafo: Andrés Ángel

Comienza el primer set en la cancha número 6 del complejo tenístico Carlos J. Echavarría. No es un partido como los otros, es la final de la categoría 10 años masculino y Juan Miguel Bolívar, de 8 años, está listo para darlo todo. Llegó en la mañana con su morral, su uniforme y su termo con agua. Más allá de seguridad en la victoria, este pequeño tiene muchas ganas de divertirse en el campo. Antes de iniciar, Juan echa un vistazo a la tribuna, para estar seguro de que ahí están, viéndolo, sus papás.

A ellos se les ve ahí sentados, escapando del sol inclemente de la mañana, tomando algo mientras esperan el gran momento y controlan la ansiedad. Ambos visten camiseta azul, esa que se ha vuelto un símbolo de unión familiar, de orgullo, recuerdos y de cosecha de logros. Wilder y Sandra portan con alegría esta camiseta cada vez que su hijo tiene una competencia de tenis, el deporte familiar.

En letra cursiva de color blanco se lee “Juan M. Bolívar”, pero lo curioso en esta camiseta no es el nombre de su hijo, sino el dibujo del ademán que hace Juan con cada jugada exitosa y que se volvió característico porque casi siempre que participa, gana. Una y otra vez se va con el máximo premio, que celebra con una tímida sonrisa, seguro de que lo mejor de todo fue la diversión y adrenalina del partido, más allá de la victoria.

Aunque Wilder es tenista y entrenador de ese deporte, no es su entrenador ni tampoco quien le instó para que lo practicara. Juan Miguel comenzó a entrenar fútbol y tenis cuando tenía 4 años, para más tarde ser él mismo quien decidiera el deporte blanco como opción de vida. Desde ese momento no ha parado. Sandra, su madre, se sumó al trío siendo ella quien renunció a su trabajo para acompañar a Juan Miguel a los entrenamientos que ahora son todos los días.

Juan se lleva el título de campeón en el Festival de Tenis, sus padres celebran y lo abrazan, para finalmente tomarse una fotografía para recordar. Están  felices de haberlo acompañado a otra de sus competencias, les llena el corazón saberse juntos, saber que el logro de Juan es de todo el equipo, porque más allá de ser su pasión, el tenis es un asunto de amor familiar.