Todo lo que se hace con amor vale la pena

21 enero, 2023

Llegar a competir desde otra ciudad no es fácil por los costos que implica el desplazamiento, alojamiento y alimentación, pero cuando las cosas se hacen con pasión se obtienen los resultados.

Foto Daniel Gallo

Por Lorena Parra Salazar

Este relato podría iniciar hablando acerca del ambiente que se tenía en el Coliseo Yesid Santos momentos antes de jugar el tercer puesto del Festival de Babyvoleibol Comfama.. pero aunque este suceso es importante para nuestra protagonista, no es en lo que te debes enfocar.

Pero te preguntarás, ¿por qué inició hablando de eso? Sencillo, porque te quiero ubicar en un ambiente (sinónimo “situación” tal vez si quieres) donde la tensión y las ansias de triunfo se podían hasta respirar.

Pero te preguntarás, ¿por qué inició hablando de eso? Sencillo, porque te quiero ubicar en un ambiente (sinónimo “situación” tal vez si quieres) donde la tensión y las ansias de triunfo se podían hasta respirar.

Empecemos… Justamente una de las personas que respiraba esas ansias de triunfo era Salomé Restrepo Rendón, quien con el equipo de Tigres de Risaralda disputó el tercer puesto en el Babyvoleibol.

Sí, es ella la protagonista de este relato, quien con 12 años ha dejado su alma, vida y corazón en cada set y cada punto. Ella, quien desde los 7 años ha estado entrenando por pasión y diversión, ha convertido este deporte en su estilo vida.

La niña proveniente de Pereira, en su rostro, expresiones, seriedad y jugadas, refleja la madurez que se anhela alcanzar cuando se logra a la mayoría de edad. La jugadora número 10 de Tigres, con su seguridad, talento y habilidad se ha convertido en una pieza fundamental para que su equipo alcanzara el cuarto lugar de este certamen de la Corporación Deportiva Los Paisitas, evento al que asegura Salomé que no es fácil llegar, no solo por la competitividad y destreza que se requiere para clasificar, sino también por el costo tan alto en el desplazamiento y estadía en el que se incurre durante él.

A pesar de que la falta de recursos pudo representar una dificultad para participar por segunda ocasión en el Festival de Festivales, esto no frenó a Salomé. Por el contrario, la motivó a ella y a su familia, que se valieron de la creatividad para recolectar el dinero necesario para cubrir todos los gastos durante la competencia.

Salomé, a su corta edad, ha aprendido que el voleibol y la vida no son fáciles, pero sabe que se debe tener la convicción de todo es posible si se trabaja y se cree en lo que se quiere. Por esto se ve a futuro como una jugadora profesional y dedicar su vida a este deporte.