Un “pibe” chocoano, hijo del fútbol y la playa

9 enero, 2023

"Me siento feliz cuando me comparan con ‘El Pibe’ porque quiero ser como él, no solo por el pelo".

Foto Manuel ‘El Chino’ Quintero

Por Esteban Monsalve

Jurubirá es un pequeño corregimiento ubicado en el Golfo de Tribugá, en el Chocó. Su población no supera los 600 habitantes. En una de las casas ubicadas en este hermoso territorio, creció Esteban Perea Mosquera, un niño al cual la vida le brindó un talento particular para el fútbol, y que materializó en goce y alegría.

A Esteban lo apodaron “El Pibe” cuando mostró sus habilidades en las playas del corregimiento haciendo malabares y gambetas con ayuda de su mejor amiga, la pelota, y desde ese momento, ese sobrenombre lo acompaña. Su cabellera representativa recuerda al mítico Carlos Valderrama y su acento se mezcla perfectamente con la semejanza.

Las condiciones en Jurubirá son complicadas y entrenar correctamente el deporte es tedioso ante la falta de un escenario acorde a las necesidades mínimas. Movilizado por el amor al balompié, “El Pibe” camina largos trayectos descalzo hasta encontrarse con la arena playera, donde una improvisada portería hecha de palos aguardaba por sus goles.

Su padre, un pescador y su madre, una ama de casa, dos personas que lo apoyan en cada momento, sin importar las dificultades que tiene la injusticia social. Su equipo, la Selección Pacífico Chocoano Colanta, lo proyecta como el futuro comandante de la ofensiva y aunque en ocasiones Esteban no puede ingresar al campo de juego, el cuerpo técnico lo arropa y limpia sus lágrimas de impotencia.

Por el momento, este pibe chocoano de 11 años mantiene la ilusión de llegar a ser igual de legendario al Pibe samario que jugó mundiales y marcó la historia del fútbol colombiano. Mientras tanto, el Babyfútbol Colanta disfruta de su melena y sus jugadas de crack.