Desde el banquillo, los gritos son pocos, pero las charlas técnicas son motivadoras y contienen indicaciones claras para que Dosquebradas siga destacando en el Festival de Festivales.
Foto: Liseth Camila Durango
Por: Wilson Valencia
Los segundos pasan lentos y el marcador 2-1 parece corto, hasta que el pitazo final llega. El banquillo de Dosquebradas, con la bandera amarilla y verde ondeando y los gritos de celebración, estalla de emoción tras remontar un partido que parecía adverso. El cerebro de este gran equipo es Lian Andrea Ángel Bejarano.
Con apenas 21 años, se ha convertido en una guía para las jóvenes futbolistas. Nacida en Cali, estudiante de gestión deportiva y hoy como entrenadora del Municipio de Dosquebradas, llevó al equipo a vivir su primera participación en el Babyfútbol Sala Gatorade, alcanzando las semifinales en un torneo que, para ella, significa mucho más que competir.
Lian no solo conoce este Festival de Festivales desde el banquillo. Hace 8 años, participó como jugadora con el equipo Serranía del Meta en el Babyfútbol. Recuerda esa experiencia como única, pues le enseñó a manejar las emociones y la presión en momentos cruciales. “Es un torneo donde comienzan los sueños de los deportistas de todo el país”, afirmó. Por eso les dice a sus jugadoras que lo vivan como si fuera el último y que lo disfruten al máximo.
Aunque su carrera como futbolista se vio truncada por lesiones de ligamentos cruzados en ambas rodillas, encontró en la dirección técnica una nueva manera de seguir vinculada al deporte que ama. A pesar del golpe emocional que significó alejarse del campo como jugadora, hoy transmite su aprendizaje a las más pequeñas, enseñándoles que con esfuerzo, disciplina y responsabilidad los sueños son posibles. “Ella es una persona que vale la pena tener en el equipo. Nos motiva, cree en nosotras y nos hace creer que podemos lograr lo que nos propongamos”, comentó su capitana, Isabella Oviedo.
Ahora vive con entusiasmo esta experiencia al frente de Dosquebradas, un equipo que se distingue por su corazón y su alma. Para Andrea, dirigir en este torneo no solo es una oportunidad de crecimiento profesional, sino también una forma de inspirar en el fútbol femenino, que no solo se fortalece con jugadoras destacadas, sino también con mujeres en los cuerpos técnicos.
