Un joven deportista requiere ganar energía, tener impulso, fortalecer sus músculos y evitar los huesos rotos. Los deportistas necesitamos calorías, en general, pero también proteínas, vitaminas y calcio, entre otros nutrientes que podemos seleccionar de acuerdo con el deporte que practicamos y las recomendaciones del entrenador.
No podemos entrenar con el estómago vacío, pero tampoco podemos hacerlo llenos: si sentimos hambre antes de entrenar, podemos comernos una fruta o una bolsa de maní. Mejor si no comemos azúcar, las gaseosas o un dulce pueden cansarnos antes de tiempo.
Después del ejercicio y para evitar que los músculos se contraigan, podemos consumir un sánduche de atún; este tipo de pescado nos ayuda a que el cuerpo se recupere, mejora el metabolismo para que no produzca grasa y fortalece nuestras defensas. O bien, podemos comer alimentos ricos en potasio, como el banano, que cumplen la misma función.
No podemos olvidarnos de siempre llevar agua con nosotros. La hidratación es lo más importante para un deportista, pues perdemos una parte del agua almacenada en nuestro cuerpo al sudar. Por otro lado, en la alimentación diaria debemos equilibrar un consumo de carnes rojas y blancas para obtener las proteínas y minerales necesarios para formar músculos; y de leche, para el calcio que necesitan nuestros huesos.