Foto: Manuel ‘Chino’ Quintero
Por: Dairo Andrés Pérez Pabón
Juliana Zuluaga Umenza, de 13 años, vive en el resguardo indígena Tacueyo. Su amor por el fútbol nació gracias a su profesor Juan David Rivera y su madre, quienes notaron su talento y la incentivaron a entrenar. Para asistir a las prácticas, Juliana enfrenta trayectos de 2 horas en moto desde su hogar hasta el campo de entrenamiento, un esfuerzo que refleja su pasión por este deporte. Aunque la falta de apoyo familiar fue un desafío inicial, hoy siente el respaldo constante de los suyos. Inspirada por Linda Caicedo, sueña con llegar a ser jugadora profesional, vistiendo las camisetas del América o el Barcelona. En esta segunda participación en el Babyfútbol, Juliana brilló marcando 2 goles para su equipo, un logro que la llena de alegría y reafirma su compromiso.
Por su parte, Sara Julieth Pino Pilcue, también de 13 años, pertenece al resguardo indígena Munchique Los Tigres. Su trayecto hacia el fútbol ha sido un desafío físico y emocional. Los viajes de una hora y media en moto para asistir a los entrenamientos, que caminando tomarían más de 5 horas, son parte de su rutina. Sin embargo, Sara encuentra fortaleza en el apoyo incondicional de su familia y su comunidad, quienes la ven como un ejemplo a seguir. Lo que más valora de su resguardo es su rica cultura, una identidad que lleva con orgullo tanto dentro como fuera de la cancha. La confianza en sí misma ha sido uno de sus mayores retos, pero con cada partido demuestra su crecimiento y determinación.
Ambas jóvenes enfrentan obstáculos que van más allá del deporte: largas distancias, limitaciones económicas y la lucha por un espacio en un mundo competitivo. Sin embargo, su amor por el fútbol y el respaldo de sus familias y comunidades las impulsa a soñar en grande.
Juliana y Sara son más que deportistas; en el Festival de Festivales son ejemplos de superación que representan el espíritu resiliente del Cauca y el poder del deporte para transformar vidas.