Con una apretada agenda, Mateo Pulgarín destina tiempo para practicar dos disciplinas deportivas de alto rendimiento, estar en clases de pintura, asistir a su colegio, tocar el piano y leer. Debido a que es un niño que hace amigos con facilidad, es invitado a fiestas de cumpleaños con regularidad; además, intenta dedicar tiempo a su familia y disfrutar de los domingos, su único día libre de la semana, junto a su madre Marta Zapata.
Su vida se mueve entre el patinaje y la natación, dedica tiempo por igual a cada jornada de entrenamiento y dice disfrutarlo y no lo tomarlo como una carga sino como una oportunidad de diversión y de aprendizaje.
En natación comenzó a sus 2 años, cuando sus padres lo inscribieron en clases, con la intención que tuviera habilidades en el nado y de que comenzara desde pequeño a tener disciplina deportiva. A los 5 años de edad, decidieron que Mateo practicaría, por recomendación de un deportólogo, natación y patinaje al mismo tiempo y que al cumplir sus 12 años, tendría las habilidades y la capacidad mental para inclinarse por una de las dos prácticas.
Hoy, a sus 10 años, Mateo opta por no tomar esa decisión, siente la misma pasión por las dos disciplinas y prefiere no entrar en ese dilema. Por el contrario, suma actividades a su día a día. Asiste a clases de pintura los sábados y en sus ratos libes practica piano con su padre Luis Fernando.
La tenacidad de este joven logra que su participación con el Club Cifar en el V Festival de Babynatación Inder Medellín, resalte en las diferentes competencias. Sobresale la disciplina, resistencia física y concentración que ha ido forjando a través de las prácticas que tiene integradas en su vida.