Ipiales juega con las estrellas
16 enero, 2024Viajaron desde Nariño, pasando por el Valle Del Cauca, el eje cafetero y de ahí a Medellín para cumplir el sueño de todos los chicos.
Viajaron desde Nariño, pasando por el Valle Del Cauca, el eje cafetero y de ahí a Medellín para cumplir el sueño de todos los chicos.
Foto: Wilson Valencia
Por: Sara Gil Martínez
Veintidós horas se demoró el equipo de Futuras Estrellas de Nariño para llegar al Festival de Festivales y, oficialmente, son el equipo proveniente de la zona más lejana que participa en la tercera edición del torneo Babyfútbol Sala Mercados Carnes OR.
Con 24 años de fundación, hoy son el primer equipo del sur del país en clasificar a octavos de final en el torneo y nacieron con el objetivo de formar niños y niñas buenas para la sociedad, que aporten valores de humildad y rectitud en su día a día.
Oscar Bolaños, director técnico de la escuadra nariñense, se siente orgulloso de fundar este proyecto que ha sacado médicos, abogados y hasta sacerdotes, que del deporte adoptaron la disciplina y la honestidad como proyectos de vida. En la tercera edición del Babyfútbol sala la misión no ha cambiado y pese a las dificultades para viajar, el mal estado de las carreteras y la falta de financiación, Las Estrellas de Nariño pisan fuerte en el torneo.
Juan Camilo Cortés, el número 7 en su camiseta, tiene 13 años y lleva un año y medio entrenando con Las Estrellas. El buen desempeño del club y las oportunidades que le ofrecían de competir en torneos de alto rendimiento lo enamoraron. Hoy se siente orgulloso de ser una de las estrellas y lograr avanzar en el torneo Babyfútbol sala. Su motivación también son sus padres que con gran esfuerzo le dan la oportunidad de participar y viajar para jugar con el club. Su madre vende zapatos y su padre es conductor de taxi y, aunque no están con él acompañándolo en el torneo, sabe que todos sus esfuerzos serán para que un día el sea una figura en el futbol profesional colombiano, así como él lo desea ser en el América de Cali.
Así como los padres de Juan Camilo, el resto de los familiares del equipo hacen rifas, venden empanadas, ofrecen bazares y venden helados para poder viajar a dejar el nombre del club en alto. Los ipialeños no solo buscan la copa sino también dejar un legado para el sur del país demostrando que la distancia nunca será un impedimento para triunfar incluso si es necesario viajar hasta las estrellas.