Por: Mónica Ospina Gómez
Hace un año algunos entrenadores del Club Atlético Nacional estuvieron en Chigorodó buscando jugadores, allí por casualidad encontraron a María José Urrutia quien estaba entrenando con otros niños. La observaron jugar y la eligieron dentro del grupo que seleccionaron, pero debió esperar hasta cumplir 11 años para disfrutar del Festival.
Empezó como delantera, pero como sucede en ocasiones cuando el portero titular no asiste, la necesidad de poner a alguien en el arco ayuda a los entrenadores a descubrir nuevas cualidades en el resto del equipo. María José aceptó el reto y ahora si tuviera la oportunidad de elegir cualquier posición no cambiaría por nada del mundo la portería.
En este proceso se ha enfrentado a cambios y situaciones nuevas, por primera vez hace parte de un grupo de jugadoras que en su totalidad son niñas y de edades cercanas, pues en Chigorodó la mayoría de mujeres que juegan fútbol son mayores.
Agradece a su entrenador Diego Bedoya por el apoyo que le ha brindado y por la mejor indicación que ha escuchado, “él nos dice que cuando cometamos un error no nos quedemos pensando en eso, porque en la próxima oportunidad hay que hacerlo mejor”.