Gritos de “sí se puede”, “vamos, vamos”, “con fuerza” se unen a los aplausos y sonidos de tambores y vuvzelas. En cada una de las tribunas los asistentes a los encuentros deportivos son incansables en la tarea de animar a sus deportistas para que logren los mejores resultados. Es allí donde realmente se siente la fiesta.
Y es que las emociones del Festival de Festivales no solo se viven al interior de cada escenario deportivo y en el marco de la práctica de un deporte; entrenadores, mascotas de los equipos, familiares, compañeros y amigos sufren, celebran, se impacientan, refuerzan la estrategia con sus gritos y sus cánticos.
La expectativa, la tensión, la alegría, la esperanza inquebrantable están a flor de piel en las graderías, pues el triunfo de cada deportista no es solo suyo, es un logro colectivo en el marco de un festival que es para vivir en familia y entre amigos.