Desde montar en bicicleta los domingos en la ciclovía hasta practicar disciplinadamente el fútbol para debutar en la cancha Marte, el deporte es una forma grandiosa de pasarla bien, mantenerse en forma e incluso, hacer amigos. Pero en cualquier deporte existe el riesgo de una lesión.
Prevenir siempre es la clave. Asegurémonos de contar con los equipos de protección adecuados al deporte, de las tallas correctas y con asesoría de los entrenadores. También, en la línea del espíritu deportivo y el juego limpio, perfeccionar la técnica de cada disciplina y el estiramiento nos permiten hacernos conscientes de los movimientos del cuerpo para evitar lastimarlo.
Los padres de familia son los que más deben poner atención a las señales que su hijo deportista presente respeto a estos inconvenientes. El dolor es el primer signo de alerta, sin embargo, también debemos tener en cuenta que no poder doblar un codo o cojear también son signos de lesiones que pueden ser más severas de lo que inicialmente el niño siente.
Es indispensable encontrar un diagnóstico y tratamiento oportuno ante una eventual lesión, consultando a los médicos u otros profesionales de la salud, para evitar que se convierta en un problema mayor o crónico. En tal caso, aunque la práctica deportiva pueda modificarse para la recuperación, el especial cuidado y autoestima de los deportistas con su cuerpo es el factor más importante que los llevará a ser cada vez más grandes en su disciplina, a pesar de los tropiezos.