Por Carolina Cortés
Javier Bonilla decidió comenzar a publicar fotografías de su equipo y a mover por redes información de sus pequeños al ver que no contaban con recursos y de no encontrar posibilidades de llevarlos a competir al 3° Festival Babyatletismo en Medellín.
Gracias a esto, Camilo Gómez, un paisa de la ciudad de Medellín, se dio cuenta de la dificultad de este equipo de atletismo de San Juan de Urabá y decidió enviar 37 correos electrónicos a sus diferentes amigos y familiares. Se encargaron de que a través de estos mensajes, los amigos conocieran a los deportistas: fotografías, datos de los niños, de sus escuelas, de sus entrenamientos. A tan solo 2 días del viaje, la tensión y la ansiedad de espera aumentó.
Javier estaba en la reunión con los 5 miembros de su equipo, contándoles la noticia de que por falta de recursos no podrían viajar a Medellín. En ese momento, sonó su teléfono celular, escuchó la voz de Camilo y con ella la mejor noticia que le traía el año: un amigo de Camilo había leído su mensaje y decidió donar al equipo $1.200.000… el transporte estaba cubierto. A medida que transcurría la mañana en San Juan de Urabá las llamadas fueron entrando y las buenas noticias llegando, más amigos y familiares de Camilo se sumaron a la causa. Justo a tiempo alcanzaron el monto necesario para que el equipo viajara a competir a la capital de la montaña.
Sin que Javier lo propusiera, los pequeños atletas comenzaron a ofrecer regalos, pues querían agradecer a Camilo. Yuly ofreció queso costeño; Luciana limones criollos que cultivaban en el jardín de su casa; Yaira y Mayerlis donaron plátano hartón y Bryan iría donde unas amigas a pedirles cocos de agua. Un manjar completo viajó desde San Juan de Urabá hasta Medellín, cargado del esfuerzo y cariño que este equipo, incluyendo a su entrenador, traía como muestra de agradecimiento hacia esa persona que movió sus mejores contactos para lograr su llegada.
Por unos cuantos días, estos chicos y su entrenador cambiaron su rutina de viajar desde cada una de sus veredas hacia el lugar de entrenamiento, por tomar un taxi que los llevara a la pista de atletismo Alfonso Galvis Duque en Medellín. Con asombro recibieron la noticia de que en ese mismo lugar, la campeona nacional Evelyn Rivera corre desde hace 3 años y que además fue pupila de su entrenador por 5 años.