Fotografía de: Andrés Angel
Por: Valentina Herrera Cardona
“Tenemos el favor de Dios”, remata el profe Flavio César Barney la charla del intermedio del partido. Está por comenzar el tercer tiempo y Villavicencio, el equipo que confía en la ayuda divina, empata por dos goles frente a Imder Apartadó. Se están jugando la clasificación a cuartos de final en el Festival de Fútbol de Salón y no quieren dejar nada a la suerte.
El camino no ha sido fácil para el equipo Villavo aunque así lo hagan parecer. Para el profe, que los pequeños jueguen fútbol de salón es un complemento en su formación deportiva. “Los hace más dinámicos, más rápidos, mejora su concentración”, por eso alternan sus prácticas de fútbol regular con fútbol de salón.
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La historia que los llevaría a ese partido que estamos describiendo comenzó en la capital del Meta. Allí fueron las eliminatorias donde alcanzarían llegar a la final, la que perdieron ante Sevillano. Sin embargo, este equipo renunció a continuar el proceso y así Villavicencio pasó al zonal en Paratebueno, Cundinamarca. Con un sólo partido perdido ante Cachipaí de Cundinamarca, logró clasificar la siguiente ronda hasta encontrarse nuevamente con el rival sin superar para disputar la final. Esta vez la “ayuda divina” actuó a su favor: un 5 a 3 les daría el cupo para participar por primera vez en el Festival en Medellín.
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Termina el tercer cuarto. Tres a iguales y la tensión aumenta. Ambos equipos tienen las ilusiones intactas y las expectativas altas. Ambos cuentan historias de esfuerzos y tiempos invertidos en este proceso.
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No estaban seguros de poder participar en el torneo. Pensaron en pedir apoyo desde el gobierno local, pero ya el presupuesto del municipio tenía destino. Flavio cuenta que “el día 11 en la mañana aún estábamos seguros de que no iríamos. Yo me moví todo el día. Hablé con políticos, con amigos. Unos nos ayudaban con un millón, uno con otro; cosa que en particular a mí no me gusta, pero lo hice por los niños, por su ilusión”. Entre los chicos está el hijo de Flavio, quien lleva el mismo nombre. Fue uno de los que más insistió: “me decía papá qué pasó, mire que los pelaos están tristes”, agrega Flavio.
Se llegaron las 11 de la noche y a esa hora les avisé: “Alisten maletas que tenemos que estar listos para salir a media noche”. Mientras conseguían los tiquetes, los chicos empacaban sus implementos y sus sueños. Llegaron a Medellín a otra travesía: buscar hotel. Después de muchas puertas tocadas, se alojaron en uno donde había cupo para todos. No les dio más tiempo para alistarse e ir la Unidad Deportiva.
Viajaron por avión, porque si lo hacían por carretera no alcanzarían a llegar al primer juego. “Yo estaba preocupado porque llegaron trasnochados, cansados, pero jugaron muy bien, hicieron un buen partido y ganaron. Villavicencio ganó con un rotundo 7 a 2 a Inder Desarrollo Estadio.
“Se bajaron del avión a ganar” reitera en varias ocasiones Fernando, uno de los coordinadores del torneo, al referirse al primer partido de Villavo que asustaba a Flavio.
Y siguieron ganando. Ante Inter Tuluá con un 4-2 y la goleada 7 a 5 contra Ciudad Bolívar, fueron los encuentros que determinarían su clasificación a octavos como primeros de la tabla.
Termina el cuarto tiempo y con él, el partido y las tensiones. Con un gol de penalti, Villavicencio logra el paso a cuartos consolidándose como uno de los mejores del torneo sin derrotas y sin empates.
En esta fase pasó con tranquilidad frente a Riosucio Chocó con 4 a 1. Llegaría la semifinal una vez más contra Inder Desarrollo. Aunque comenzó perdiendo, logró remontar y asegurar su cupo en la final. De nuevo, la ayuda divina estaba a su favor.
Esta final del Festival de Fútbol de Salón estaba cargada de novedades. El pasado campeón había sido eliminado en la fase de grupos. Por primera vez el título no se lo llevaría un equipo paisa: Talento Cartagenero era el siguiente (y último) rival para el conjunto llanero.
Una tarde pasada por lluvia sería el escenario de este encuentro final. Los chicos de Villavicencio tranquilos como siempre, esperaban a que secaran la cancha, mientras hacían los últimos ejercicios de calentamiento.
Sonaría el pitazo y los pequeños jugaron como siempre: concentrados y pensando en el gol. El único nervioso al parecer, era el entrenador. No tenían seguro asistir al Festival sólo hasta unas horas antes y ahora estaban invictos con 7 partidos ganados.
Llegaría el fin de los agónicos 40 minutos. Con un difícil 5 a 3 Villavicencio ganaría su primer Festival de Fútbol de Salón. Las lágrimas no se hicieron esperar y reemplazaron toda la serenidad que estos deportistas habían guardado durante el torneo.
El equipo de los llanos no sólo ocupó el primer lugar, su número 10, Jonathan Mayorga, fue el goleador del torneo al igual que el mejor jugador del Festival. A esto se le suma la obtención de las menciones de la valla menos vencida con el arquero Jhon Fredy Ospina y el equipo con mejor desempeño en Juego Limpio.
Luego de una vuelta olímpica en la pequeña placa, sería el momento de orar. Un abrazo grupal y las palabras de su profe fue la forma perfecta para agradecer por la “ayuda divina” que siempre estuvo de su lado.