Venteros del Atanasio Girardot, otra parte activa de este Festival

15 enero, 2019


Por: Laura Bayer Yepes
Fotografía por: Andrés Henao

298 locales comerciales rodean la Unidad Deportiva Atanasio Girardot. 186 de ellos resultan ser el sustento para los venteros activos y sus familias en el transcurso del año, con cada encuentro del fútbol profesional colombiano, cuando vienen los mundiales y las competencias locales o, simplemente, con el funcionamiento diario de las diferentes ligas y deportes que se practican en Antioquia.

Sin embargo, en el mes de enero, la Unidad Deportiva adquiere un espíritu especial para quienes trabajan en medio de ella. Llega el Festival de Festivales y con él, visitantes de todas clases y orígenes que hacen que todo este complejo deportivo “valga”. Así lo considera Conrado de Jesús Ibarra, líder de la Red de Venteros Estadio, pues dice que con las múltiples delegaciones que llegan de diferentes partes del país e, incluso, otros países del mundo, se le saca el máximo provecho a la que para él es la mejor unidad deportiva de Colombia.

Conrado Ibarra lleva 32 años trabajando en el Atanasio Girardot y para él, como para muchos otros venteros, el Festival de Festivales representa un diciembre retardado que anhelan cada año. Las competencias se convierten en el foco de muchos visitantes y esto, por supuesto, representa un incremento en sus ventas y una generación indirecta de empleos.

“La gente sabe que tiene más cosas por hacer, entonces se trae a los hijos, a la esposa, a la familia para que le ayude. Vea una parejita que vino ayer a vender yogurt; no volvieron hoy, eso quiere decir que les fue bien”, observa Conrado, pues como las personas que él detalla, distribuidos por toda la Unidad Deportiva se encuentran comerciantes de gafas de sol, frutas, dulces, helados, productos de Colanta, mazorcas, agua, entre otros productos; que, si bien no cuentan con un local, este Festival les sirve de escenario para su actividad comercial que les permite el sostenimiento de sus familias y hogares.

Pero lo que tiene de especial prestar un servicio o vender un producto en esta época del año, es que en el proceso podrán toparse con las próximas figuras del deporte colombiano, así como, en otros tiempos, vieron pasar a los grandes James Rodríguez, Radamel Falcao García o Juan Fernando Quintero.

Conrado reconoce que el evento es un semillero deportivo que se ha convertido en un evento de talla internacional. Su compañero de la Red, Alex Ramírez, opina que “trabajar con niños es algo muy especial y que el espectáculo deportivo se monte en torno a ellos es algo que agrada”. Este año, especialmente, se han sentido parte activa del evento al sentir que visitantes, venteros, patrocinadores y organizadores funcionan como un solo engranaje para hacer este evento posible.

“El Festival ha evolucionado mucho y las políticas económicas podrían dañar el sentido social de cualquier torneo”, asegura Conrado, “pero la Corporación Los Paisitas no ha dejado que se pierda. En este momento, podrían estar jugando este torneo dentro del Atanasio con todo el estadio lleno, pero quieren estar en la Marte porque quieren que esto funcione para todo el mundo. Es el diciembre de todos nosotros”.

Los venteros de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot sienten, año tras año, que el impacto del Festival sobre sus vidas es muy positivo. Darío Muñoz, quien tiene su negocio en el costado izquierdo de la Cancha Marte Uno, ha visto evolucionar el Festival a la par que evolucionó su forma de ganarse la vida con sus ventas en el estadio.

Recién llegado, su negocio era una carreta que situaba junto al estadio de Atletismo Alfonso Galvis Duque, donde se realizaron los primeros partidos del Babyfútbol. “El estadio me dio lo que no me pudo dar la fábrica”, cuenta Darío, quien quedó desempleado y encontró en el sector de las Martes una nueva oportunidad para sacar adelante a su familia recién constituida. “Nosotros siempre estamos beneficiados por la cancha, aquí siempre hay espectáculo. Yo veo esto como una fuente de ingreso muy importante para los que estamos aquí, durante esta época lo mínimo que uno puede hacer es recoger para pagar los útiles escolares y en su época, a mí me daba hasta para ahorrar durante el año”, cuenta refiriéndose a estos primeros quince días de enero.

Darío Muñoz trabajó pegado de la malla de la Marte hasta que en 2010 fue reubicado en un local por la realización de los Juegos Suramericanos. Cuenta que le tocó presenciar el gol Olímpico que hizo James cuando jugó para el equipo del Tolima y vio al pequeño David Ospina tapar tres penaltis con las inferiores de Nacional.

Cree que la alegría que hoy sigue produciendo este torneo en las tribunas es lo que lo hace grande: “mire y verá la gran cantidad de gente que está contenta y los niños que sueñan, y viven esto como el evento más importante del mundo. Es el mundial para los niños, para toda la familia… y eso graba al niño para toda la vida”, afirma, porque para él, el Festival de Festivales no solamente deja deportistas profesionales, sino también grandes médicos, abogados, ingenieros y hombres y mujeres con grandes futuros aportes a la sociedad.

Con el pasar de los años y el trabajo cada fin de semana junto a la Marte, logró jubilarse como trabajador independiente. Pero para él, la mejor recompensa que le deja la cancha son sus “amistades privilegiadas que han pasado por todo Medellín, gente buena, con vida entregada al deporte, que les gusta mucho el fútbol”, describe. Entre esas se cuentan algunos futbolistas retirados y el árbitro al que llamaban ‘Quin’. “Aparte de beneficiarme económicamente, son amistades que perduran en el tiempo y siempre los va a tener uno en mente porque les gusta colaborar. Este es un evento que lo reclama el pueblo, lo reclama la ciudad”.

Como Darío, muchos venteros de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot pasaron gran parte de sus vidas aquí, crecieron, hicieron su dinero, educaron a su familia y hacen parte de la historia de un evento que se volvió famoso hasta en los escenarios mundiales.

“Si hablan de James, en todo el mundo: en la China, en el África, en Europa; todos saben que salió de este torneo. Cuando esto empezó, no era por plata, sino por entretenimiento, por darle diversión a los niños que no tenían qué hacer en vacaciones”, asegura Darío, quien puntualiza la esencia del Festival de Festivales. “El prestigio que tiene la Corporación (Los Paisitas) no se acaba y mientras siga haciendo los eventos, siempre va a encontrar los patrocinadores. La experiencia y la organización que tienen Los Paisitas no han sido gratuitas y sostener un torneo de estos con tantos deportes no es fácil”.