Fotografía: Sara Isabel Chacón Arroyave

Por: Sara Isabel Chacón Arroyave

 

 

Con una sonrisa llegan Samuel y Jerónimo Herrera Gaviria, dos niños que tienen posiciones distintas en el terreno de juego y la mitad de su corazón en otro equipo. Simón con 11 años juega en “El Parche”, equipo de Bello, mientras que su hermanito menor Jerónimo de 9 años es el guardameta del equipo anfitrión Comfenalco.

En lo que más se parecen es en la unión y la pasión que sienten cada uno cuando tocan un balón de fútbol. Jerónimo, quien se venda sus dedos y muñecas con esparadrapo porque le da más seguridad, se destaca por su compañerismo, pues desde el arco apoya a sus compañeros, los felicita y está pendiente de su bienestar, afirma Lina Marcela Gaviria, madre del pequeño, quien se siente orgullosa y feliz de enseñarles que el fútbol es un deporte de compañerismo.

Mientras tanto, Samuel se destaca más por su liderazgo, pues Sebastián Herrera, el padre, afirma que lo ha aprendido gracias al baloncesto y al fútbol de salón, deportes que ha practicado desde pequeño, diciendo que es muy importante su formación deportiva, en la cual deben perseverar y tener disciplina, pero por encima de esto, que sean felices y disfruten de estos eventos que son para los niños.

Con el corazón dividido en dos, los padres aseguran que estresarse dos veces en un día no es fácil, pues por un lado es “para que no le metan goles y el otro es para que los meta”, que el sufrimiento es duro pero la felicidad de verlos en la cancha es mucho más.