Por: Yeison Velásquez
Kenny Alexandra Ramírez Prada es un ejemplo de disciplina. Se enamoró del patinaje cuando tenía cinco años, viendo las carreras de su gran ídolo: Cecilia “La “Chechi” Baena. Siempre quiso ser como ella y llegar a competir con los mejores.
En su pueblo natal, Puerto Olaya, no existen clubes y mucho menos una pista de patinaje, pero eso no fue un obstáculo para ella. Todos los días y desde muy temprano, usaba su bicicleta y cruzaba el puente hasta Puerto Berrío, donde empezó a practicar.
“A mí no me importaban las dificultades del viaje, yo solo quería viajar a Puerto Berrío para aprender y mejorar mis habilidades como patinadora”‘, cuenta Kelly con una felicidad enorme, causada por su participación en la séptima versión del Babypatinaje.
Aquel recorrido no era muy extenso, pero sí muy peligroso para una niña de 8 años, sola en una carretera que se caracteriza por el alto flujo vehicular, la imprudencia de los conductores y la huella marcada de la carrilera del antiguo ferrocarril que con el más mínimo descuido puede hacerla caer.
“Keny es una niña que siempre busca superarse, no se fija mucho en los rivales o en las dificultades que pueda tener en una carrera, creo que esa es una de las principales cualidades como deportista”, dice Euclides Montés Yepes, su entrenador.