Por: Jessica Cano Rojas
Fotografía por: Andrés Ángel
Debajo ese gorro de natación se esconde una cabellera larga hasta la cintura, debajo de sus gafas unos ojos color miel, tiene cuatro lunares en el rostro y se expresa con serenidad ¿Cuándo comenzaste a nadar? “Comencé a nadar hace… los años que tengo (10), bueno desde los 3, aprendí a nadar… ahogándome (se ríe). Una vez estaba en la piscina pegada del muro, estaba haciendo burbujitas y me solté, yo sentía que me estaba ahogando hasta que el profe me cogió de la mano y me dijo que tranquila, que respirará despacio” cuenta Sara Isabel Carvajal, nadadora de Rionegro.
En medio de los niños y niñas del club Donmatías se encuentra Sara. Ella organiza su uniforme, guarda sus implementos personales, dobla la toalla, empaca sus aletas fucsias y se sienta a tomar el algo (unas papitas de limón con un jugo de naranja) después de haber competido, así se lo enseño la mamá, a ser ordenada, y así lo hace. ¿Dónde está tu equipo? “Yo vine solita con el profe, es que no hay otras niñas que naden todos los estilos”… ella sí, y el estilo que más le gusta es libre y de pecho.
“Lo que me gusta de mi deporte es que mueve todo el cuerpo, es muy bacano porque nos llevan a pasear a todas partes, por ejemplo, aquí”, donde conoció los niños de Donmatías con los que estaba sentada y de quienes se hizo amiga, con esa facilidad que tienen los niños de socializar.
Sara quiere entrenar este deporte por muchos años, aunque también le gusta el patinaje y lo entrenó por tres años, pero con natación compite y además, como ella lo menciona: “Cuando yo estoy nadando me siento como en el aire (dice al tiempo que abre los brazos)” refiriéndose a la sensación que le da, paradójicamente, estar en el agua.