Por Daniela Areiza Areiza
Desde Cartagena llegó Sergio Alexander Montero Ramos a jugar en el 7° Festival de Babybéisbol Edatel por la novena de Tampa Bay Cartagena. Desde pequeño el béisbol es el deporte que prefiere, no solo para competir sino también para pasar el rato con sus amigos, de quienes cuenta que hay días en los que han improvisado pelotas y bates, con bolas de papel y palos que recogen.
Inicialmente su experiencia con el béisbol no fue la mejor. Un entrenador que tuvo apenas iniciando su proceso, hizo que el juego se convirtiera en algo muy complicado para él. Decidió retirarse del equipo, pero Sergio tenía un motivo muy fuerte para seguir adelante en su sueño de la ‘pelota caliente’: su papá, Wilfrido Montero Padilla.
Aura Isabel Ramos, su madre, recuerda que cuando Sergio tenía apenas dos años, Wilfrido le mandó a hacer un disfraz de beisbolista, pues era el camino que quería para su hijo, tal cual como lo hicieron sus tíos y abuelos, quería convertirlo en una tradición familiar.
Para Sergio fue difícil afrontar la partida de su padre. Cuenta Aura que “cuando veía a los niños con su papá y su mamá, se sentía triste, le hacía falta su papá, acompañándolo en los partidos”. Sin embargo, ella no se rindió y luchó porque su hijo no desistiera de su meta, llegar a las Grandes Ligas.
Por eso, Aura trabaja y cada que puede, lo acompaña a sus partidos, le cubre los gastos que requiere para sostenerse en el béisbol y además, lo aconseja, porque por sus venas también corre este deporte heredado de su esposo y ahora, de su hijo.