Fotografía: Luis Benavides
Por: Mateo Arroyave Díaz
Yenkéiver Suárez, con tan solo 13 años y unos 1,50 metros de estatura, comanda sin inconvenientes el ataque y es la pieza principal en la parte anímica del Club Dragones de Bello en el Baby Baloncesto.
Facundo Campazzo (jugador profesional de baloncesto argentino que pertenece a la plantilla de los Denver Nuggets de la NBA) al hablar del presente, o Tyrone Bogues (el jugador más bajo de toda la historia de la NBA con 1.60) al momento de viajar al pasado, son dos ejemplos perfectos a la hora de afirmar que la estatura es solo un número más dentro del terreno de juego. Yenkéiver no es la excepción, pues la madurez y talento que hay dentro del cuerpo del nacido en Caracas, la capital venezolana, ha sido factor fundamental para arrancar con un 2-0 a su favor en la XVI edición del certamen.
Juan Fernando Jaramillo, técnico y uno de los fundadores del club, sabe que la estatura no es un obstáculo para el armador principal de su equipo: “Él es un chico aguerrido, no le tiene miedo a nada y lo ha demostrado en estos partidos. El manejo de balón y la confianza que tiene le da para estar ahí en la cancha un buen tiempo. Cada vez que se enfrenta a un jugador con mayor talla que él, lo quiere enfrentar y busca la forma de anotarle una cesta o de robarle el balón”, puntualiza el estratega.
Teniendo su primer contacto con la pelota naranja en las canchas de Caracas, aprendiendo de las jugadas protagonizadas por su ídolo Stephen Curry, base de los Golden State Warriors, y bajo el lema de “entre más grandes, más fuerte los ataco”, Yenkéiver se ha ganado el cariño de más de un fanático en el Iván de Bedout que en él ve reflejado el nunca darse por vencido: “No hay que rendirse, uno debe darlo todo hasta el final porque todo se puede dar. Me sentí muy feliz porque saqué a mi equipo adelante”, fueron sus palabras al recordar su actuación en el tramo final del partido ante Club Pollitos del Chocó.
*. Historia de vida Indeportes Antioquia