Valentina y Samanta son de Rionegro, municipio del Oriente antioqueño que se destaca deportivamente por el buen nivel, incluso en torneos nacionales, de sus tenismesistas. Un amor familiar que trasciende a la raqueta.
Por Rodrigo Pérez Ríos
En Rionegro es toda una tradición antes de los encuentros del deporte de la raqueta, un consejo, un apoyo, una voz de aliento y hasta una promesa, ya sea de los técnicos a sus dirigidos o por qué no, de algún familiar que también practica la disciplina pero que por circunstancias reglamentarias del certamen, no puede competir y debe ‘empujar’ con sus gritos desde las graderías.
Tal es el caso de Valentina Londoño Sánchez, tenismesista de 12 años, quien hace dos participó en el Babytenis de Mesa del Festival de Festivales, pero que en esta versión no pudo estar por haber competido en Juegos Nacionales 2015 en la categoría Preinfantil. Sin embargo, esta niña rionegrera vive con intensidad cada set de su sobrina Samanta Agudelo Hernández, y por eso viaja todos los días desde ese municipio del Oriente antioqueño a verla competir.
“Yo siempre le deseo éxitos. La apoyo en todo. Es más, nos mantenemos juntas pa’ arriba y pa’ abajo. No solo jugamos, vemos películas en mi casa… Y de terror que no es lo mismo”, comenta.
Samanta mientras tanto y con tan solo 10 años, busca seguir los pasos de su tía. Es su motivación y ejemplo a seguir. “Ella tiene mucha disciplina. Yo en cambio, me disperso un poco. Pero la admiro y quiero hacer todo con ella”, dice y sonríe.
Se quieren como si fueran hermanitas. Quizás la edad y sus gustos sean los factores más determinantes de esa unión. Tía y sobrina, compañeras de viaje, amigas… la mano derecha para las dos. “En el tenis de mesa nos tratamos como una familia. Hace parte de nuestro diario vivir”, explican.
Les gusta comer pizza, escuchar música, visitar centros comerciales, viajar. Pero sobre todo, luchar juntas por alcanzar el sueño de ser reconocidas en este deporte olímpico. Valentina y Samanta destacan una cantidad de valores a donde van. Por eso, familia que juega unida permanece unida.