En el Babyfútbol Colanta se ven golazos, gambetas, tiros de media distancia, goles olímpicos, tapadas y actuaciones impecables en defensa. Pero también, se muestra la humanidad de los deportistas, la solidaridad por el compañero y rival en el Festival de Festivales.
Foto: Manuel ‘Chino’ Quintero
Por: Diego Vega
El fútbol tiene las dos caras de la moneda. Se gana o se pierde, pero se aprende. En el fútbol se viven todas las emociones y el jugador es el que decide si se deja llevar por ellas o no. Ambas están bien, de eso se trata este deporte. Aun así, es importante resaltar lo que en muchas ocasiones no se está en el foco, la humanidad, el respeto hacia el oponente, la solidaridad hacía el otro. Luis Carlos Charry, es central y capitán del equipo Estudiantil, un jugador imponente en la parte aérea y que entiende que el Babyfútbol Colanta es respeto.
Los reflectivos estaban en los penales. Era el lanzamiento final, había nervios en el ambiente. El arquero en el centro y la pelota a la red. Felicidad total en el equipo de Estudiantil por su paso a los cuartos de final. Todos se abrazaban y rodeaban al pateador final y al arquero. Pero fue una acción la que pocos notaron. Luis Carlos, en la mitad de la cancha saludaba, felicitaba y consolaba a sus compañeros del equipo rival, mientras los demás saltaban de la emoción.
“En el futbol se gana y se pierde, hoy les tocó a ellos”, comentó con la tranquilidad. Sabe que las derrotas pueden ser duras y que hay momentos donde es mejor abstenerse de una celebración efusiva por respeto, palabra que desde sus inicios en el deporte, a los 6 años, intenta llevarla consigo. Aquel jugador que vive en Huila y representa con orgullo a su tierra, captó el verdadero significado de capitán, no el futbolístico, sino el humano.
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