Por: Luisa Fernanda Alzate Sánchez
En la tribuna del estadio Alfonso Galvis Duque, donde se realizan las competencias del 5° Festival de Babyatletismo Inder Medellín, se oyó gritar en un tono preocupado “aprieta, Yesica, aprieta, no te dejes alcanzar”. La voz era la de Plácida Tordecilla, la mamá de Yesica Alejandra Urrego Tordecilla, una de las atletas que disputaban en ese momento la prueba de 1200 metros planos.
Yesica, en la pista, era una de las representantes de la delegación de EPD Inder Medellín y se vio con un ritmo constante, parecía tranquila y muy concentrada, pareciendo no hacerle caso a los gritos de su madre para no perder el cuarto lugar que alcanzó al pasar la línea de salida, bajo el agreste sol que cubría el cielo.
Plácida, en los cuatro minutos que duró la carrera decía que no podía explicar con palabras lo que ver a su hija allí le significaba. Era la misma alegría desbordada que sintió cuando Yesica ganó los 600 metros planos en un campeonato nacional de Juegos Interescolares y, también, cuando la llamaron algunos cazatalentos que querían ver a su hija en competencias departamentales paralímpicas.
Porque al fin de cuentas es esa, la alegría del deporte, la que consolidó el vínculo entre madre e hija y les ha permitido superar todas las barreras, incluyendo las del habla y la escucha que a Yesica le faltaron al momento de nacer, pero que la han convertido en una niña alegre, expresiva y muy comunicativa, porque eso sí “todo lo dice y todo lo da a entender”, concluye Plácida.