Por: Tatiana Gómez Quiceno
Fotografía por: Andrés Henao
Los chistes hacen parte del día a día de Juan Camilo Hoyos, beisbolista que se rota en el juego entre pícher y la segunda base. A donde va deja risotadas y amigos. En cuanto a su futuro espera primero obtener su anhelado título de bachiller y viajar rumbo al otro lado del mundo: Japón, donde espera que su nombre suene como referente.
Antes de salir a la cancha aprovecha para hacer bromas a sus compañeros y reírse de las ocurrencias que él mismo dice y hace. Su acento revela la cultura paisa de la que viene y es un motivo para que sus amigos del deporte de la pelota caliente lo llamen “El Paisa”: “Pues es que yo habló muy gracioso, y como son de la costa mi voz la escuchan diferente”, manifiesta Juan. Su manera de correr también hace parte de su particular personalidad: “Él corre apoyándose en los talones, de verdad que es muy gracioso”, dice Alejandro Doria, compañero de béisbol.
Los números y las operaciones matemáticas hacen parte de los gustos de este deportista, las letras por su parte no son su fuerte, pues desde muy pequeño empezó a sobrellevar una alteración en la capacidad de leer más conocida como dislexia: “pues yo estoy en terapia, el otro mes tengo una cita, yo espero que mi problema se solucioné porque así podré ser un gran profesional”, expresa Juan, con una mirada optimista y una sonrisa como manifestación de aceptar las cosas, pero sobre todo con la plena seguridad de poder leer libros que le han recomendado sus amigos, en el menor tiempo posible.
Estrellas del Mundo es el equipo al que está representando. A sus doce años de edad es un conquistador: “las niñas siempre me preguntan si quiero ser su novio”, afirma él, pero su corazón por ahora pertenece a su mamá y al béisbol.