Por: Alejandro Rave Franco
Muchos de los ajedrecistas utilizan el tiempo libre fuera de prácticas en otras actividades que complementan su dedicación y concentración en el deporte. Sebastián hace más melodioso ese tiempo sin peones, alfiles y caballos utilizando esas horas en hacer sonar notas en el saxofón, actividad que relaja su mente y ayuda a repartir su concentración.
A sus 12 años de edad, Sebastián Jiménez Sepúlveda no teme irse solo en transporte público desde su casa en Robledo Diamante hasta el parque Juanes de la Paz en Castilla, solo para poder practicar el deporte que lo apasiona desde los cinco años, edad en la que decidió llamar solo a la Liga de Ajedrez de Antioquia para decir que quería aprender a jugar el deporte ciencia.
El interés por la música se despertó a la edad de 10 años, cuando en la escuela de Red de Música en medio de tantos instrumentos escogió el saxofón y aunque reconoce que al comienzo no fue fácil aprender a tocarlo, aplicó lo aprendido con el ajedrez y su concentración la centra en aprender partituras y notas musicales.
“Quiero llevar mis dos pasiones a la profesión, ser un excelente músico y un gran maestro en el ajedrez” dice Sebastián que se ha gozado su participación en el Primer Festival de Ajedrez y del que le quedará como una gran experiencia en su vida.