Por: Yeison Velásquez Hernández
Los primeros patines que Mateo Salazar Arias recibió en su vida fueron producto de un rechazo de su prima, quien jamás quiso usarlos. Él tenía 6 años y los encontró en la sala de su casa. Nunca sintió miedo de caerse y, sin maestro alguno, aprendió a dominarlos en las calles del barrio Manrique de la ciudad de Medellín.
A partir de aquel momento, muchas fueron las carreras que disputó Mateo. “Él es un niño muy fuerte mentalmente, talentoso y sobre todo atrevido. Quiere ganar todas las competencias que disputa y creo que es gracias al atrevimiento que tiene”, dice Jáder Orlas, su entrenador en las Escuelas Populares del Deporte.
Ese arrojo, del que habla su entrenador, lo llevó más allá de las pistas y a enamorarse de otro deporte, el judo. “Un día, luego de mis prácticas de patinaje, estaba con uno de mis mejores amigos y me dijo que debía ir a entrenar judo. Yo nunca había escuchado de ese deporte, pero me fui a verlo entrenar y me gustó mucho. Sentí una gran emoción cuando veía los combates y decidí empezar a practicarlo”, recuerda Mateo, que hace poco se coronó campeón de los Juegos Departamentales como judoca y actualmente compite en el Babypatinaje y representa al equipo del Inder de Medellín.