Bolichera desde antes de nacer

10 enero, 2025

Es verdad que el deportista es el encargado de escoger la disciplina que desee practicar. Pero para Valeria los bolos fue su deporte desde que estaba en la barriga de su mamá y se nota en el Festival de Festivales.

Foto: Carlos Velásquez

Por: Diego Vega

Un bebé puede patear la barriga de su mamá por diversos factores, cuando se está moviendo, cuando les hablan y reconocen la voz de su familiar, por los sonidos musicales que le agradan o, en el caso de Valeria Castellanos, cuando escuchaba los pinos impactar con la bola de boliche. No eran estímulos, era felicidad, identificaba el sonido de lo que la haría feliz cuando creciera.

A los 3 meses de nacida, un deportista profesional lo confirmó. David Romero, Selección Colombia de Bolos iba a tomarle una foto en la pista, la colocó allí junto con una bola y al capturar la imagen, vio cómo ella intentaba tirar la pelota con fortaleza. “Esa niña va a ser bolichera”, recuerda el padre de Valeria que David dijo y así fue, así ha sido.

Entró a la Bolera Suramericana para competir en el Babybowling con la tranquilidad que la identifica. Unos audífonos de diadema negra adornaban su cabellera, son su gran amigo, el motor de su tranquilidad. Sabe que no puede vivir con silencio, que ha crecido escuchando mucho ruido en las boleras, por ende, sus audífonos son lo más importante, no puede vivir sin escuchar música.

A su lado iba su gran maestro llevando una maleta de ruedas, su padre. “Ahí viene Valeria”, se escuchó en la entrada. Eran los papás de sus compañeros que saben la gran bolichera que es y lo importante que es para una competencia como el Festival de Festivales. Con su humildad y tranquilidad saludó a todos y se dirigió a la pista junto con su querida música. Sabe que el deporte del arte, la precisión y la corrección es 80 % mente. “No le veo sentido a uno estar frustrado, a uno le va peor”, expresó Valeria, demostrando que hay que disfrutar del deporte sin importar si uno queda de primeras o de últimas.

Tiró su última bola y los pinos caen, su puntaje fue el mejor. Recogió sus bolas, las guardó en la maleta y se colocó los audífonos para ir a ver a su papá. No se sintió exigida, desde los 6 años que inició a jugar, sus papás no le han exigido. Ella se exige a sí misma porque es el único deporte que le gusta y disfruta cuando lo juega.

Tanto así, que 2 años después de iniciar a entrenar, fue campeona nacional y hasta derrotó en unos amistosos a competidoras 4 años mayor que ella. Ahora con 14, y varias medallas en su palmarés, iniciará su ciclo con la Sub-16 de la Selección Cundinamarca, mientras espera a terminar el colegio e irse a Estados Unidos a estudiar lenguas extranjeras y competir en una de las mejores ligas del mundo.