Fotografía por: René Tobón
Por: Paola Andrea Garzón
El único equipo internacional en todo el Festival de Festivales se encuentra en la disciplina de béisbol y no solo tiene carreras y jonrones que contar. En el equipo Olmeca de México, además del deporte, a cuatro de sus integrantes les apasiona la música y, aun cuando no han formado una banda, les transmiten a todos sus compañeros esa pasión reflejada en las porras que en cada momento salen para animar a quienes están en el campo.
José Alejandro Flores tiene 11 años y juega béisbol desde que tiene 2 años y 9 meses como herencia de su padre, quien fue deportista profesional en la misma disciplina. Estuvo también practicando el karate y la natación pero su pasión siempre estuvo en el ‘Rey de los Deportes’ pues, como asegura él, hay que dedicarle tanto cabeza como fuerza y la unión de estos permite la agilidad que este requiere. Cuando no está entrenando dedica su tiempo a tocar la guitarra acústica española, actividad que hace desde hace 2 años. “Los dos me gustan y me siento bien haciéndolos pero si me toca escoger, preferiría el béisbol aunque seguiría tocando, no podría escoger, antes seguiría mejorando en los dos”, asegura José.
Miguel Ángel Flores, su hermano, hace un año toca también la guitarra. Fueron sus padres quienes le propusieron que tocara un instrumento y como José ya tenía la guitarra, se motivó a tocarla también. Tiene 9 años e increíblemente juega desde que tenía 1 año y 6 meses, iniciando en la división Pañalitos del mismo club. Entrena todos los martes y jueves y el resto del tiempo libre lo dedica a su pasión musical.
Santiago Leyva Ayala tiene la posición de pitcher en el juego, le encanta hacer strikes y esforzarse siempre, ya que es un factor importante para salir ganadores en cada juego. Es el segundo Festival de Béisbol al que asiste y, con una sonrisa, asegura que Medellín le ha gustado mucho, sobre todo la Plaza Botero, además de poder tener la experiencia de jugar en otro país, competir y conocer personas. Juega hace 5 años y espera, próximamente, que sus padres le permitan entrenar más días a la semana para entrenar más duro. Toca el piano hace 1 año y se siente bien cada vez que puede aprender más notas para tocar en su piano de cola. Ha estado en dos conciertos y espera poder mejorar en la música, sin descuidar el deporte.
Maximiliano Castro comenzó con la música hace casi 6 años por simple curiosidad pues sus dos hermanos tocan el piano y el bajo, por lo que él decidió buscar un instrumento que los complementara y hoy con 11 años ya toca la batería de manera más fluida, “a través de la batería de alguna maneta me puedo expresar” comenta Max, como todos sus compañeros le llaman. Aun cuando fue primero la música la que llegó a su vida, hace 3 años juega béisbol, deporte que le permite ejercitarse y, sobretodo como cátcher, ser un líder pues su posición le permite tener la visión de todo el campo.
El equipo mexicano tiene su propio ritual, además de las porras, para la suerte, y es ponerse las gorras al revés, agüero que hasta ahora les ha funcionado pues este es su segundo año en el que demuestra ser un equipo con las suficientes competencias y aptitudes para llegar a la final quedando en el 2016 como campeón. “Esto no se termina hasta que se termina”, dice José Alejandro para recalcar que aún tiene una final que jugar.