Por: Luisa María Gallo García
Fotografía por: Juan Londoño
Roberto Hernández Salinas celebra de pie al lado de la cancha la atajada que acaba de hacer su hijo, uno de los arqueros de Inder Envigado. Samuel Hernández Botero está próximo a cumplir los 12 años y su gusto por el fútbol empezó cuando vio los partidos del Mundial Brasil 2014. Por esos días le pidió a su papá que buscaran una escuela, pues él quería empezar a entrenar ese deporte.
Antes de eso había logrado ser cinturón amarillo en Hapkido, arte marcial coreana que su papá practica desde 1979 y en donde es uno de los Maestros más reconocidos a nivel nacional. Sin embargo, Samuel desistió de entrenar esta disciplina porque “no me sentía tan bien… para el Hapkido hay que estar muy atento y yo me sentía muy desconcentrado”. Con el fútbol siente que sí ha logrado concentrarse, que cada día es más bueno y que el entrenamiento lo fortalece.
“En el primer partido me fue muy mal porque yo no sabía casi nada, pero cuando cambié de escuela sí me hacían entrenamientos de arquero y empecé a aprender” cuenta Samuel, que pasó por dos escuelas antes de llegar al Envigado Fútbol Club y esta es su primera participación en el Babymicro Comfenalco.
Para su papá es muy valioso que su hijo haya elegido un deporte por su cuenta, trata de no incidir para que él mismo tome sus decisiones y por eso no le contó que cuando era niño también jugó en la misma posición. Ahora, el padre sigue entrenándolo en algunos principios del Hapkido como flexibilidad, saltabilidad, caídas y especialmente, actitud. Diariamente tratan de meditar entre ocho y diez minutos para mantener un equilibrio entre lo físico y lo mental.
Samuel tiene claro que quiere aprender a conocerse a través del fútbol y se siente feliz de hacer parte de la “cantera de héroes”.