Autor: Luisa Fernanda Cataño
Fotógrafo: Andrés Ángel
Si de oro vamos a hablar tenemos que decir que este brilla, y de eso sabe muy bien Cristy de Oro Correa, que con un metro setenta, peinada con dos trenzas y una carismática sonrisa, está siempre al mando en su equipo de voleibol. Ella es una niña de Caucasia con un gran parlamento e historias para contar con su arrollador acento costeño.
Era lunes 8 de enero y a las 7:45 a.m., en las afueras del Coliseo de Voleibol Yesid Santos, el equipo Mini de Caucasia se preparaba con movimientos rápidos, estiramientos y pases de balón de malla imaginaria, para dos encuentros muy importantes que tenían para disputar esa mañana.
Fueron competencias muy duras, con contrincantes excelentes. Uno lo ganaron, el otro lo perdieron. Pero ahí estaba Cristy: feliz, angustiada, gritando, aconsejando y anotando puntos para los sets ganados. Pasión y entrega corren por sus venas.
Con 12 años, más de seis de ellos practicando voleibol, Cristy recuerda como a los 5 años jugaba un deporte que le encanta, el fútbol, hasta que se trasladó de colegio. Con tan solo seis años comenzó su amor por el vóley: “Yo recuerdo que salí de una evaluación en el colegio y me dejaron ver las niñas jugar voleibol; por allá vi un balón tirado y empecé a jugar. Una de las niñas me dijo que si quería jugar y ahí comencé”. Ahora está jugando su tercer año consecutivo en el Festival de Festivales. Comenzó en el 2016 en la categoría Benjamín y en este, su último año de Festival, expresa con tristeza no poder continuar, pero guarda con cariño los años que este certamen organizado por la Corporación Los Paisitas le regaló en experiencias y triunfos.
Es hincha del Atlético Nacional, sus futbolistas favoritos son Miguel Ángel Borja y Franco Armani, ídolos que como dice ella, verá en la distancia. Por falta de tiempo entre el colegio y el voleibol, no pudo seguir los entrenamientos de microfútbol: “me encanta, lo disfruto con mucha pasión cuando lo veo, pero se me cruzaba con los entrenamientos de voleibol y prefiero el vóley, a mí me gusta el trabajo en equipo”, expresa Cristy mientras se encrespa una de sus trenzas con el dedo.
Hay algo que tiene claro la niña de Oro, y es que el voleibol no lo cambiaría por nada: “La verdad es que no sé cómo explicarlo… siento una emoción que nadie me la quita cuando juego vóley. Yo me puedo equivocar porque todos lo hacemos, pero nunca voy a cambiar este deporte. Y como capitana me gusta ayudar a mis amigas, no regañarlas. Eso hace una capitana, apoyar”, así como tiene claro que el oro en la final del Festival de Voleibol será para su equipo.