No lo “Dan”, ¡se gana!
Como aprendiz, un practicante del judo puede avanzar en 4 años por los cinturones blanco, amarillo, naranja, verde, azul y marrón. Es un principiante que pasa por la etapa “Kyu”, antes del cinturón negro cuando comienza el ascenso por los escalones o “Dan” para quien es activo, constante y destacado. Cuando llega al quinto Dan, dejará su cinto negro y tomará el rojo y blanco hasta el octavo. Del noveno al undécimo Dan, el cinturón es rojo.
Esta vida por los meritorios escalones es larga. Solo hay 3 “décimos Dan” vivos y son los venerables Ichiro Abe, Yoshinai Osawa y Toshiro Daigo. Se supone que el último “Obi” o cinturón, para el duodécimo Dan, sería blanco, pero ese no se otorga porque correspondería al doctor Jigoro Kano, quien fundó el Judo hace 135 años.
Con el Código Bushido
Como lo cuentan las películas, series y caricaturas de televisión, los guerreros samuráis tenían su código de ética que, más que normas, es un camino de vida, una forma de asumirla con honestidad, coraje, sinceridad, respeto, control, cortesía, lealtad… Mejor dicho, siendo buena gente. Y basado en ese “código Bushido” se compromete un judoka. Por eso, el mayor triunfo es ser mejor persona en la vida y en la competencia.
Así, unos principios necesarios para el Judo son la búsqueda de la “prosperidad mutua” y el logro de la “máxima eficacia con el mínimo esfuerzo”. De tal manera que al no tensionarse ni “reventarse de la fuerza”, se comprende eso de “ceder para vencer”.
¿Y cómo es una pelea?
¿”Pelea”? No, no, no. En el judo se combate, no se pelea. Y más que darse a la contienda, se obedece a un cumplimiento de reglas de honor, como los samuráis. Si Judo viene de Ju (suavidad) y Do (camino), tiene que ser una forma fundamental de no lastimar a otro.
Una modalidad son las Katas; o sea, esos movimientos o formas que se hacen sin rival para poder demostrar la perfección en los movimientos básicos. En Judo, se llama combate al enfrentamiento de un competidor vestido con un “judogi” blanco contra quien tiene uno azul. En los menores, deberán tener equitativos peso, edad y cinturón.
Después de entrar al “tatami” o colchoneta, saludan inclinando la cabeza en agradecimiento, humildad y respeto por ese espacio de gallardía y superación. Luego, se saludan igual entre ellos. El árbitro que está en el tatami tendrá a su derecha al de blanco y a su izquierda, al de azul. Dos árbitros más observan y deciden. En una mesa llevan la puntuación y los tiempos. Un médico que estará cerca a la colchoneta podrá detener la competencia en caso de algún inconveniente y hasta sugiere al competidor que se retire para no hacerse daño, porque no es intención del Judo que haya lesiones.
Ippón: ¡gané!
En el Festival de Judo de la Corporación Los Paisitas, participan categorías Sub 14 y Sub 12 con normas basadas en las de la Federación Internacional de Judo, pero adaptadas para mayor protección de los niños. Un combate de la categoría Sub 12 durará 2 minutos y de la Sub 14, 3 minutos y no se puede tratar de ahogar o luxar al oponente.
Si al tomar a mi oponente de sus prendas o extremidades logro que toque el tatami con su espalda y que los jueces vean que lo proyecté, que tuve el control y que lo hice con fuerza y velocidad, ganaré el combate. Esa figura se llama “Ippón” y vale 10 puntos, lo mismo si dejo inmovilizado al rival por más de 10 segundos en Sub 12 y 20 segundos en Sub 14.
Si faltó algo en la proyección, control, fuerza y velocidad, se dirá que es “wazari” (Waza-Ari) y valdrá medio Ippón; de tal manera que con dos Wazaris se gana el partido. Si al cabo de los 2 o de los 3 minutos hubiera empate, se disputa un “punto de oro”: sin límite de tiempo se define a quien primero haga Ippón o Wazari.
Fuente: Maestro Pío Cardona, cinto rojo-blanco, Juez Continental de la FIJ, presidente del Colegio de Árbitros de Judo de Antioquia y entrenador del Club de Judo Fundadores.