Por: Luisa Fernanda Alzate Sánchez
Valentina Giraldo tiene 9 años de edad y desde hace dos juega el deporte blanco, e igual número son sus participaciones en el Festival Baby Tenis de campo.
En su segundo partido de la primera jornada del certamen, Valentina se encuentra abajo en el marcador, y al ganar un game que la pone al empate, desde el campo empuña su mano y anima a su público, su mamá, su entrenador y su hermanito, con un “Dale… dale que se puede”.
Y es que Valentina, explosiva y certera, está segura que puede, porque “jugando al tenis siento que tengo más capacidades y no como en el ballet, que antes practicaba”. Al término del encuentro, Valentina venció y al salir del campo, estalló en lágrimas, las mismas que explicó como “lágrimas de emoción”.
Samuel González, por su parte, tiene 11 años y hace 6, eligió las raquetas y las canchas de ladrillo en polvo sobre los balones y los guayos del fútbol, porque el tenis “es más emocionante y consigo más amigos”. Entre risas confiesa que jugó el año pasado en el Babyfútbol. Sin embargo, jugando al tenis le ha ido mejor y “he obtenido mis primeros triunfos donde sea que vamos a competir en compañía del entrenador, y como, por ejemplo, con los dos partidos que ya gané hoy”.
Esthid González es el entrenador de ambos, y los tres hacen parte de la nómina de la delegación Fundación Amigos del Tenis, junto a Dylan y Camila, ambos de 7 años, y los cinco conforman una de las nueve delegaciones participantes del Festival, en la que su trabajo y “razón de ser es regalarle una oportunidad a de vida a través del tenis a estos niños que están permeados por crudas realidades de sus barrios, que van desde Santo Domingo hasta el Poblado, y que son mundos distintos que están adentro de la misma ciudad”, añade Esthid.