El club Hope, de Popayán, siempre tiene puesta su fe desde el primer día viviendo el sueño del Babybaloncesto del Festival de Festivales en el coliseo Iván de Bedout.
Foto: David Hincapié
Por: Emmanuel Rivera
Edier Narváez Gómez es más que un entrenador; es el guía espiritual y deportivo que lidera al club Hope en su emocionante participación en el Festival de Festivales 2025. Con cada compromiso, el equipo se arrodilla en el centro de la cancha para realizar una oración, un ritual que no depende del resultado sino de su profunda creencia en la fe como motor de su éxito y unión.
Hope, que significa esperanza en español, lleva 9 años brindando oportunidades a jóvenes deportistas de Popayán, siempre con la filosofía de tener a Dios como pilar fundamental. Este principio se refuerza con 2 versículos bíblicos que inspiran a los jugadores antes y durante cada juego: Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y Josué 1:9: “Esfuérzate y sé valiente; tu Dios estará contigo a donde quiera que vayas”. Ambos versículos no solo son frases motivadoras, sino una brújula que guía su camino dentro y fuera de la cancha.
El club, conformado por jóvenes talentosos, ha superado múltiples adversidades gracias al esfuerzo conjunto de los padres, quienes organizan actividades para apoyar económicamente la participación en eventos como el Festival de Festivales. Esta es su primera experiencia en el Babybaloncesto, y han quedado cautivados por la calidez humana y la organización impecable que han encontrado en Medellín.
Más que un equipo, Hope es una familia que ha encontrado en la fe y el deporte una manera de forjar carácter y fortalecer lazos. Con cada oración al inicio y al final de sus juegos, el equipo busca mantener vivos los valores que los han llevado hasta aquí. Para ellos, cada paso es un acto de fe y una muestra de que la esperanza puede conquistar cualquier desafío.
