Foto: Emmanuel Rivera
Por: Emmanuel Rivera
Desde su llegada al Coliseo Iván de Bedout, Juliana Hernández Pinzón ha sido el centro de atención. Niñas de otros equipos se acercan a saludarla, tomarse fotos y manifestar su admiración por los contenidos que comparte en Instagram y TikTok (@juli_basket). A través de estas plataformas, Juliana publica videos sobre sus rutinas de entrenamiento y su preparación para el torneo, mostrando que la disciplina y la pasión son el camino para alcanzar los sueños.
Su amor por el baloncesto comenzó hace dos años, gracias a su padre, Julio César Hernández, un entrenador de clubes en Cundinamarca, quien la invitó a formar parte de este deporte. Desde entonces, Juliana no ha dejado de aprender y crecer en el Club Mustangs, de Bogotá, donde ha encontrado un equipo que la apoya y comparte su pasión por la pelota naranja.
La incursión de Juli en redes sociales fue una iniciativa conjunta con su hermano, Jorge Rosales, quien es community manager. Juntos comenzaron a crear contenido desde hace 6 meses, reflejando su autenticidad y mostrando su día a día sin apariencias. En ellos transmiten mensajes de disciplina y motivación.
Su vida en el deporte no siempre estuvo ligada al baloncesto. Desde los tres años, Juliana practicó patinaje de alto rendimiento hasta los ocho, pero fue el amor de su padre por el baloncesto lo que la llevó a cambiar los patines por la pelota naranja, descubriendo una nueva pasión que rápidamente se convirtió en su foco principal.
La seguridad que demuestra frente a una cámara la refleja en el terreno de juego. Es una líder natural que transmite confianza a sus compañeras, cohesionando al equipo con cada pase y jugada. Además, el apoyo de sus compañeras ha sido clave para que siga creando contenido y motivando a más niñas a unirse a este deporte.
Juliana Hernández es el ejemplo de que el esfuerzo, la disciplina y la autenticidad pueden estar viviendo sueños en el Babybaloncesto, inspirando a una nueva generación de jóvenes deportistas con su contenido.