Por: Jessica Cano Rojas
Fotografía por: Andrés Henao
En el coliseo de voleibol Yesid Santos se juegan cinco partidos simultáneamente, dos categorías compiten, Mini y Benjamín, niños desde los cinco hasta los 12 años llenan el lugar. En la cancha número dos juega el equipo IMRD Chía con uniforme color negro y gris. Y allí mismo en una esquina se encuentra el jugador número cinco, Damián Daza López, un niño al que fácilmente se le puede ver saludando al personal del coliseo y los asistentes en las tribunas: “hola, hola”, sonríe y sacude la mano. Mientras espera su momento para entrar en acción, celebra cada punto que anotan sus compañeros, salta, camina de un lado para otro, da vueltas, aplaude y sigue cada movimiento en el partido.
Según el entrenador Julián Moreno, Damián se enamoró del voleibol y es un deportista muy responsable. Entrenar ha cambiado muchos hábitos en él: de ser el “chico problema” del equipo se convirtió en el líder y hoy es el capitán, incluso desde que entrena ha mejorado significativamente su rendimiento académico.
Es la segunda vez que participa en el Festival. Hace tres años entrena gracias a un amigo al que vio jugar. Antes había probado con el fútbol, pero en el voleibol encontró lo que quería porque para él “este es el mejor deporte del mundo y todos los niños deberían jugarlo”.
Compitiendo ha aprendido sobre el respeto y la humildad. En la cancha es un líder, aunque reconoce que su equipo en ocasiones es tímido, por lo cual él se dedica a animarlos y apoyarlos para que cada uno juegue muy bien.
Damián, que en comparación con sus demás compañeros es el más bajo en estatura, es el mejor jugador, es rápido y tiene muy buenos fundamentos técnicos según su entrenador, está listo para enfrentarse a grandes retos deportivos y tiene claro que, si continua con su constancia y dedicación, puede llevar al equipo muy lejos.