Por: Jessica Cano Rojas
Fotografía por: Andrés Henao
Pompones rojos llenan el escenario, sonrisas en los rostros de las bailarinas, mirellas en los ojos, labios pintados, y la música sonando… que comience la presentación para Amitié. “Se siente mucha adrenalina en el momento de salir, ya no estamos ensayando en el salón, es el momento de la presentación”, dice Sofía Escobar Fajardo, una niña de trece años que deja todo en el escenario.
“Como uno no está acostumbrado a bailar con cosas en la mano, al principio es muy difícil acostumbrarse a los pompones, pero con el tiempo uno va cogiendo agilidad”, afirma esta bailarina que lleva cuatro años practicando con el equipo.
Porrismo, en sus diferentes divisiones, es un deporte que requiere dedicación, disciplina y constancia. En Pomps por ejemplo, hay que trabajar arduamente en la flexibilidad porque combina elementos del ballet y jazz dance. Según Sofia, lo que lo hace diferente de las otras divisiones es que, en vez de acrobacias, la fuerza está en el baile.
El trabajo en equipo ha sido fundamental para Sofía. Antes de practicar porrismo hacía patinaje artístico, un deporte individual: “Yo estaba acostumbrada a competir sola, acoplarme al equipo fue muy difícil, pero aprendí a trabajar con ellas”. Y es así, dejó de salir a brillar sola para disfrutar en el escenario con sus compañeras con las que ensaya dos veces a la semana, dos horas en cada encuentro.
“Este deporte es algo de mucha perseverancia, hay que tener confianza en todas ellas” dice esta pequeña, quien junto con su grupo viajará en el mes de marzo a competir a Orlado, Estados Unidos, y ella sabe que la unión es clave fundamental para seguir logrando triunfos con su equipo, donde aprendió a valorar cada instante y del que siente parte.