Fotografía de: René Tobón
Por: Valentina Herrera Cardona
El profe Rafael reúne a sus chicos del equipo de Bello bajo la poca sombra que deja una de las lámparas en el campo de Béisbol Luis Alberto Villegas. Es casi medio día y los pequeños deportistas terminan la práctica previa al partido frente la delegación de Cartagena para pasar a los consejos finales: “Quiero que se acuerden de todo lo bueno que han hecho hasta el momento, eso es lo que importa”.
El proceso de este equipo comenzó en 2013 cuando Rafael llegó a la Institución Educativa Zamora, ubicada en un sector con diferentes problemáticas sociales y que es límite entre Medellín y Bello. “En un principio fue difícil, los padres no confiaban, ya habían sido engañados o ilusionados anteriormente y fue muy complicado. Pero afortunadamente hoy permiten que sus hijos participen y los acompañan en su formación”, comenta Rafael. Para él, ha sido un aprendizaje que va mucho más allá de lo deportivo, según él “estos chicos son más seguro de sí mismos, respetan más a sus familias y a sus docentes.
Este equipo es el producto de muchos esfuerzos conjuntos: el de un entrenador con mucha perseverancia, el de unos padres que alientan cada carrera y el de otros entes que han aportado en este camino deportivo. Sin embargo, falta respaldo como manifiesta Rafael: “hemos tenido apoyo, pero esto debe continuar, debe recibir inversión, por ejemplo, todos estos chicos llegan a cada partido con recursos propios, de sus papás. O falta por ejemplo, entrenadores”.
Cabe anotar que un entrenador es poco, cuando Tampa Bay, uno de los favoritos del torneo, cuenta con un técnico por posición en el campo. A Rafael los acompañan tres jóvenes que también han estado en su escuela.
Rafael ha pasado por el levantamiento de pesas y el béisbol. Perteneció al seleccionado y fue profe en otras instituciones. Con voz fuerte y convincente, da cada indicación en la práctica. El bateo correcto, la mirada enfocada. Con esa misma voz envía el último consejo antes de ubicarse en las posiciones: “Esto es una escuela para ustedes y para nosotros los formadores. Hay que dejar la semilla para que esto siga ¿Qué va a pasar cuando yo no esté?”