El legado de la pelota naranja en las manos de Santiago Rueda

Foto: Emmanuel Rivera

Por: Emmanuel Rivera

Santi, como le gritan en la cancha, tiene 12 años, lleva el baloncesto en la sangre y de qué manera. Creció en un entorno profundamente marcado por el amor a la pelota naranja, con una familia que ha dejado huella en el baloncesto antioqueño y que ahora lo impulsa a continuar con ese legado.

Desde pequeño, Santiago Rueda ha estado rodeado de historias y experiencias que lo han conectado con este deporte. Su abuela, Luz Eugenia Castro, tecnóloga deportiva especializada en baloncesto y exentrenadora en la Fundación Las Américas, fue una de las primeras en mostrarle la importancia de la disciplina y el esfuerzo en el deporte. Por su parte, su madre, Daniela Gonzáles, y su tío, David, no solo fueron jugadores destacados que representaron a Envigado y Antioquia en competencias nacionales e internacionales, sino que también se han convertido en sus mayores inspiradores.

Aunque Santi inicialmente exploró otros deportes, como el tenis de mesa a los 8 años y el ajedrez a los 7, llegando a participar en ediciones del Festival de Festivales en ambas disciplinas, el baloncesto siempre estuvo presente. Fue su tío quien lo invitó por primera vez a las canchas, enseñándole a tirar, atrapar rebotes y desarrollar habilidades con el balón. Ese fue el momento en que él entendió por qué este deporte era tan especial para su familia.

Hoy, a sus 12 años, Santiago participa en el Babybaloncesto como representante de Envigado, uniendo los sueños de su familia con los suyos. Para él, este torneo significa honrar el legado de una familia que le ha inculcado la pasión, la disciplina y el amor por el baloncesto.