Una barra que se siente

19 enero, 2018

“Yo le voy le voy al pitcher”
Respondemos: “yo también le voy al pitcher”.

Después de un aguacero, cuando el arco iris asoma hacia el norte del jardín de béisbol y el sol pelea con las nubes por mostrar sus rayos y secar el polvo de ladrillo, en el terreno todo se prepara para la gran final en la que Talentos Córdoba e Inder Envigado Cubs, ambos invictos, se disputarán el primer puesto de este Festival de Béisbol. Lo que más llama la atención son las barras de ambos equipos, que anuncian que comenzó la fiesta de la pelota caliente.

“Yo le voy le voy al cátcher”
Nosotros: “yo también le voy al catcher”.

En el campo y con su equipo está Valery Ruidiaz Cerezo, la número 18 y única mujer del equipo envigadeño. Llama la atención sus marcas en la cara, de las que dice sentirse muy feliz, porque, según ella representan para el equipo la esperanza de quedar campeones. Valery juega con fuerza y energía, haciendo notar su presencia en el campo. Ella se concentra y se prepara para batear en este reñido juego que hoy definirá al campeón.

“Yo le voy le voy al infield”
Nosotros: “Yo también le voy al infield (coro)”

De la tribuna salen en coro todas las barras de la hinchada del club envigadeño, que no va vestida de naranja, como es usual en los deportes de este municipio, sino que forman una marea de azul con rojo, que acompañada por la mascota del equipo, gritan, cantan y se abrazan al mejor estilo de las grandes ligas. Entre la hinchada está Tania, la mamá de Valery, quien no pierde oportunidad para celebrar y sonreir con cada carrera. Ella se sabe todas las barras que inventaron las mamás del equipo y que hoy los unen en un solo cántico, que Tania entona con fuerza y orgullo.

“Yo le voy le voy a outfield”
Nosotros: “Yo también le voy al Outfield (Coro)”

Última entrada para Talentos Córdoba. Valery está tranquila porque su equipo lleva ventaja. El juego está reñido hasta el último minuto, pero ganan los envigadeños y eso se siente en el equipo. Todos levantan a Valery, la abrazan y la felicitan. Ella no puede creerlo, a sus once años lleva ya dos Festivales de Béisbol en los que se corona campeona. Esta venezolana, que llegó hace 3 años de su Caracas natal, celebra como nunca la victoria en el deporte que se volvió su pasión por herencia patria.

“Yo le voy le voy a Envigado
Nosotros: “Yo también le voy a Envigado”.

Tania baja rápidamente las escaleras que la separan del jardín de béisbol donde su hija hoy hizo historia. Dice que valió la pena cada esfuerzo. Ella, que afirma orgullosa ser mamá y papá al mismo tiempo, pidió permiso en su trabajo como enfermera domiciliaria para estar aquí hoy viendo jugar a su hija. Valery, por su parte, busca a Tania con la mirada y se encuentran en un gran abrazo que las une luego de este intenso partido.

“¿A qué vinimos?
¡A ganar!”

Ganaron y la victoria la sienten, la viven y la disfrutan juntas. El béisbol fue una decisión de Valery, pero un esfuerzo de familia para seguir esta pasión que, según ella “no solamente se trata de fuerza, sino también de mucha valentía”. Valery se va del festival de béisbol con el oro, con el entusiasmo de saber que aún le quedan dos años para disfrutar de este Festival y con el agradecimiento de haber sentido desde el campo toda la energía que le mandó Tania desde la tribuna en cada barra.